Continuando la línea de trabajo de los últimos años, la coreógrafa sigue profundizando en la cultura nipona con la sensibilidad que la caracteriza, esta vez re-imaginando la dualidad entre los intérpretes en escena y ese triángulo que forman junto a la persona que los mira.
'En la cultura japonesa, se consideran auspiciosos los números impares, asimismo, según la filosofía del Yin-Yang, los números impares son números yang, cualidad que normalmente se asocia con la prosperidad.
El Haiku, tipo de poema japonés, consiste en 17 sílabas en tres líneas de cinco, siete y cinco sílabas, y en cada composición floral o ikebana hay tres alturas fundamentales, líneas o elementos que conforman un triángulo en el universo, compuesto por el Cielo, el Hombre y la Tierra. Este “Principio del Tres”, tiene su origen y se basa en la filosofía budista, siendo un principio espiritual. Estas líneas representan la luz y la sombra. Generalmente en ikebana, las flores van en número impar, sin embargo, el único número par permitido es el 2 que representa el “yin” y el “yang”. Otro aspecto muy importante en la composición de un ikebana es la creación de vacíos entre las líneas o elementos; algunas escuelas llaman "ku" a este vacío o también lo conocemos simplemente como espacio de alivio. Al igual que la música dispone de notas y silencios en las composiciones, la creación de vacíos o espacios de alivio en cualquier otro arte son fundamentales ya que de ellos depende la aparición del espacio. Los espacios de alivio van a provocar transparencia y sensaciones ligeras en la composición; la simplicidad refinada y sobre todo obtener un conjunto armonioso con esa simpleza, que se traduce en una sutil y depurada estética'.